9 Razones por las Que Soy Increíble en la Cama (Y Tú También Puedes Serlo)
Con 30 años y una vida llena de aventuras amorosas, descubrí que la confianza es clave. Tras varias experiencias, tanto buenas como malas, me he dado cuenta de las cosas que realmente marcan la diferencia en la intimidad. La vida me ha enseñado que ser bueno en la cama no solo se trata de habilidades físicas, sino de una conexión más profunda.
No pretendo ser arrogante, pero he tenido la suerte de recibir comentarios positivos de mis parejas, quienes han compartido lo que piensan que me hace destacar en mi vida sexual. Aquí te comparto lo que he aprendido.
1. Tengo confianza en mí mismo.
A pesar de las inseguridades que todos enfrentamos, he aprendido a aceptar mi cuerpo y a valorar lo que soy. Si bien los estándares de belleza pueden ser abrumadores, me he propuesto sentirme seguro independientemente de lo que digan los demás. Cada vez que me miro al espejo, trato de reconocer las cosas que me gustan de mí mismo y eso mejora mucho mis encuentros íntimos. La confianza atrae, y cuando ambos se sienten seguros, la experiencia mejora significativamente.
2. Sé lo que me gusta.
Antes de intentar complacer a alguien más, es fundamental conocer mi propio cuerpo. He invertido tiempo explorando mis gustos y deseos, lo que me ha permitido ser claro acerca de lo que busco en mis encuentros sexuales. Esto no solo hace que la experiencia sea más placentera para mí, sino que también ayuda a mi pareja a entender qué me excita. No dudo en dar sugerencias cuando es necesario. La comunicación es crucial.
3. Pregunto qué les gusta a mis parejas.
Admiro la diversidad, cada persona es única y lo que funciona para una, puede no funcionar para otra. Por eso, en lugar de asumir, prefiero preguntar directamente. Esta estrategia no solo evita malentendidos, sino que también fortalece la conexión emocional. No hay nada peor que intentar adivinar lo que le gusta a mi pareja y terminar en una situación incómoda. La apertura y la conversación pueden llevar la intimidad a un nuevo nivel.
4. No temo probar cosas nuevas.
La rutina puede ser aburrida, así que me esfuerzo por salir de mi zona de confort. Ya sea que estemos explorando nuevas posiciones o fantasías, me encanta la idea de experimentar juntos. La variedad en mis encuentros ha añadido emoción y diversión, lo que ha enriquecido mis relaciones. Practico nuevos juegos en pareja, juego de roles, y todo lo que se nos ocurra. Cada vez que nos atrevemos a salir de lo convencional, la chispa se vuelve más intensa.
5. Aprovecho cada momento.
Mi vida sexual no se limita solo a la cama. He aprendido a ser espontáneo y a tomar las oportunidades cuando se presentan. A veces, eso significa disfrutar de un momento rápidamente, ya sea en un lugar inesperado o en un momento poco común. Estas experiencias inesperadas suelen convertirse en las memorias más emocionantes y gratificantes de mi vida íntima.
6. No finjo mis orgasmos.
La sinceridad es fundamental en una relación. Antes, intentaba fingir que estaba en el momento aunque no lo estuviera, pero eso solo creaba confusión y presión. Ahora soy honesto sobre mis deseos. Si no estoy sintiéndome bien en un momento determinado, lo digo. Esto no solo ayuda a que mi pareja se encuentre más cómoda, sino que también fortalecemos nuestra conexión emocional.
7. Soy flexible.
Esta flexibilidad va más allá de lo físico; se trata de adaptarme a las circunstancias. He descubierto que la creatividad en la cama puede transformar la experiencia. No hay una única forma de disfrutar; a veces hay que ser flexible en la planificación y en la práctica. Esto puede incluir un «date» inesperado durante el almuerzo o temprano en la mañana. Con el tiempo, nuestra sexualidad evoluciona, por lo que es vital mantener la llama encendida y estar abierto a nuevas experiencias.
8. Disfruto del proceso, no solo del final.
El placer no se encuentra solo en el clímax; gran parte de la diversión está en la intimidad y la exploración previa. He descubierto que, en lugar de apresurarnos hacia el final, deberíamos disfrutar cada paso del proceso. Esto no solo hace la experiencia más placentera, sino que a menudo, el clímax llega como resultado natural de un buen juego previo. Esto debería ser la meta: disfrutar juntos del viaje de la intimidad.
9. Me permito ser humano.
Hay una presión constante para ser perfecto en todos los aspectos de la vida, y la intimidad no es la excepción. He tenido momentos en los que no soy el amante perfecto y he cometido errores. Aprendí que es fundamental dejar ir la culpa de esos momentos; todos somos humanos. La autocrítica no debería arruinar nuestra intimidad futura. La conversación, el entendimiento y la aceptación son las verdaderas claves para construir una relación sana y satisfactoria.


